martes, 1 de junio de 2010

Viviendo con Fuerza (part. 5)


Hacía tan solo cuatro meses que había nacido la pequeña Ana Isabel, una niña regordeta y dormilona que se había convertido en la alegría diaria de Paula y Manolo. Pasaban horas enteras apoyados en la cuna mirando como dormía, como cerraba sus manitas y empuñaba el dedo de Manolo en cuanto lo sentía cerca. Se miraban como bobos cuando, después de tocarle un poquito el labio inferior, Ana Isabel, esgrimía una mueca de enfado que poco a poco iba desapareciendo a medida que el sueño profundo la volvía a invadir, o cuando soñando esbozaba una pequeña sonrisa.

Esa mañana estaba resultando perfecta. A Paula le habían confirmado que estaba, nuevamente, embarazada y les habían entregado las llaves del piso en Getafe, un hogar para su familia, una vida nueva que empezaba. Sin embargo no todo iban a ser buenas noticias... hacía ya algún tiempo que el riñón de Manolo le estaba dejando avisos que no había sabido comprender. El cansancio inundaba su cuerpo y sus días, tanto que había tenido que dejar el trabajo de mecánico por las tardes. Hacía meses ya que le costaba orinar y cuando lo hacía, su orín, tenía un color demasiado oscuro. No le había comentado nada a Paula, no quería asustarla, y él se había acostumbrado a vivir con ello, sin darle la importancia que debiera... no se la había querido dar.
Sin embargo ese día el aviso se convirtió en urgente cuando, sin venir a qué, comenzó a vomitar sangre. La primera de las veces siguió sin querer darle excesiva importancia pero no dejaba de vomitar, una vez tras otra, tiñendo de rojo el salón de su nuevo hogar.
Así entro la enfermedad en la casa de Manolo y Paula, con forma de bilis sanguinolienta, y poco a poco, durante bastante tiempo, consiguió hacerse dueña absoluta de sus vidas.

2 comentarios:

  1. Un blog muy hermoso, Angux, de verdad.

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  2. Gracias Eduard. Lleno de cositas que necesito echar p´a fuera ;)

    Un abrazo.

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