miércoles, 7 de julio de 2010

El Tiempo Desvivido


En estos tiempos que el que más o el que menos anda preocupado por mantener su trabajo. El primer día de mayo, celebramos el día del trabajador.
Y digo celebramos, por que este día ha perdido cualquier conato ideológico que pudiera tener tiempo atrás y solo nos sirve para disfrutar de unas horas en compañía de los nuestros aparcando por un momento nuestra condición trabajadora.

No deja de ser extraño que para poder vivir mejor, más cómodamente, tengamos que dejar de vivir durante al menos 8 horas al día y entregarnos a unas obligaciones que, la mayoría de las veces, no nos satisface en absoluto.
Encima y por si fuera poco, cada día podemos observar como los trabajadores vamos perdiendo derechos, ganados en muchos casos por nuestros padres y abuelos. La ley del embudo sigue existiendo y el lado estrecho (cada vez más estrecho) siempre queda en las manos del trabajador.

Envidio sobremanera al artista (cualquier artista profesional) al mismo nivel que les admiro. A los deportistas y a los que han conseguido un trabajo vocacional, pues son de los pocos que trabajan en algo que les gusta y por lo tanto, pueden disfrutar haciéndolo.
Esto es lo único que pido para mis hijos. Que cuando sean mayores trabajen en algo que les guste, en algo con lo que disfruten. Son muchas horas las que pasamos laborando y no hay nada mejor que ganarse el sustento haciendo una actividad que te llene.
Pido al cielo (o a quien corresponda) que así sea.

Esta entrada me gustaría dedicárosla a vosotros, los trabajadores. Tanto a los que habéis conseguido, no sin esfuerzo, tener una ocupación que os haga disfrutar, como a los que como yo, solo nos queda maldecir al día por contar con tantas horas desvividas.

Entrada original en La Caraviñeta el 01/05/2009

1 comentario:

  1. Una anecdota, sobre la foto. La mayor parte de los rascacielos de EE. UU. están hechos por indios de una tribu cuyo nombre no consigo recordar. En esa tribu no conocían el vértigo, cosa que era heredada de padres a hijos, lo que suponía una extraordinaria ventaja para trabajar a esas alturas.

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